Blog - 5 maneras de sentirnos mejor al instante

A veces el drama de nuestra vida diaria nos genera una cantidad de estrés que no podemos manejar. Nos sentimos abrumados por todo lo que tenemos que hacer, los pendientes, los problemas y situaciones del día a día, las situaciones de trabajo, financieras o familiares que nos llenan de ansiedad y de  falta de claridad.

 Cuando situaciones de crisis se presentan, es útil tener algunas herramientas que nos pueden hacer sentir mejor rápidamente. Algunas de ellas son:

1-  Aromaterapia: el sentido del olfato es muy poderoso y está directamente conectado con nuestras emociones. Usar el aroma de la lavanda, ya sea en spray, infusión, cremas, aceites o candelas es particularmente útil. La lavanda es efectiva contra la ansiedad y la depresión, además nos ayuda a dormir bien.

2-  Caminar: salir a caminar tiene un efecto relajante, sobre todo si podemos tener contacto con la naturaleza: nos ayuda a volver al balance.

3-  Respirar profundo: cuando alguien nos dice “cálmese y respire”, sin saberlo está aconsejando uno de los métodos de relajación más poderosos. Ser conscientes de la respiración (aunque sea solo por unos instantes) y respirar profundo varias veces, calma la mente y disminuye la ansiedad. Existen muchas técnicas de respiración que se pueden aprender y son sencillas de hacer.

4-  No encender el televisor (o apagarlo) sobre todo si va a ver noticias o algún programa que genere miedo o estrés, de eso ya tenemos suficiente en el momento.

5-  Lea en silencio: busque alguna lectura que inspire o que  promueva la introspección. El silencio nos ayuda a conectarnos con nuestra paz interior.

 

Pero el método más efectivo de todos es tener intimidad con Dios.

La oración es uno de los mejores hábitos que puede practicar para conectarse con la paz que viene de Dios, y así reaccionar diferente al estrés, y no permitir que este nos abrume o nos enferme.  Es una práctica diaria que nos hace crecer espiritualmente, nos acerca a El, a su guía y a Su gracia. Sin embargo, no debe usarse como “herramienta” contra el estrés cada vez que nos sintamos fuera de control. Nuestra relación con Dios se debe fomentar siempre: podemos entregarle nuestras cargas cuando nos sentimos abrumados, pero también debemos alabarlo en todo momento, cuando nos sentimos bendecidos y aún cuando estamos en crisis.

Cuando nos encontremos más tranquilos, siempre es bueno ver hacia adentro, no tenerle miedo a la instrospección: preguntarnos cual emoción nos sacó de balance y cual creencia o herida hay detrás de ella.