Muchas personas, en su afán por perder unos kilos de más, pasan constantemente de una dieta restrictiva a la otra (entendiéndose como dieta restrictiva aquella en la que se nos restringe algo específico: ya sea un nutriente o un tipo de comida); están siempre buscando el último grito de la moda en cuanto a dietas se refiere.
¿Les suena familiar?
El denominador común de todas estas dietas restrictivas, es que exigen un sacrificio: siempre hay algo que se nos prohíbe comer, ya sea grasas o carbohidratos, o bien no podemos hacer ciertas combinaciones de comida.
¡Implican una constante lucha interna!
La razón por la cual la mayoría de las dietas restrictivas no funcionan, es porque precisamente exigen un esfuerzo, y las personas se sienten restringidas y estresadas. Siempre les digo a mis pacientes, que la vida diaria tiene suficiente estrés, como para que además se lo agreguemos a nuestra manera de comer; convertimos algo que es natural y debería ser placentero, en otro motivo de angustia y ansiedad.
Efectivamente una dieta balanceada exige disciplina, pero no en el sentido militar en el cual la gente entiende este término. Para explicar mejor el concepto los voy a compartir esta frase que me parece lo resume a la perfección:
Disciplina es saber escoger entre lo que quiero ya y lo que quiero más
¡Tantas veces hacemos una mala elección, para luego sentirnos mal y culpables! Escogemos el postre en lugar de la fruta, la opción más calórica en el menú, nos servimos de más en el plato o nos quedamos en redes sociales en lugar de hacer ejercicio, porque estamos acostumbrados a obtener gratificación inmediata; nos dejamos llevar por lo que nos da “placer” en ese momento (o nos evita sentir una emoción negativa), sacrificando nuestros deseos a largo plazo: comemos el dulce que satisface momentáneamente en perjuicio de nuestro deseo de adelgazar. Se nos olvida qué es lo que más queremos, lo que es realmente
importante para nosotros: en este caso, bajar de peso.
Sacrificamos nuestro deseo a largo plazo, que es el más importante, sobre todo para la salud, por el deseo inmediato, muchas veces condicionado por el mal manejo de alguna emoción negativa, como el miedo, la angustia, la frustración o el estrés.
¡De aquí la importancia de aprender a manejar las emociones negativas!
Pronto les estaré invitando a un curso gratuito de cómo estas juegan un papel vital en el funcionamiento de las dietas.
