BLOG: ¿POR QUÉ NO BAJO DE PESO? EL PAPEL QUE JUEGA EL ESTRÉS

La palabra estrés es prácticamente parte de nuestro vocabulario diario; sin embargo, ¿sabemos realmente qué es?

 

El estrés es una reacción defensiva de nuestro cuerpo, es una reacción fisiológica que involucra a todos los órganos y sistemas del mismo. Apenas nos estresamos, se desencadenan una serie de cambios, que actúan como cascada, y ¡que no se detienen hasta 24 a 36 horas después de la aparición del estímulo que nos estresó!

 

Ante una amenaza –que puede ser real o imaginaria- el cuerpo se prepara para responder agresivamente ante ella. La reacción del cuerpo ante una amenaza se conoce como reacción de lucha/huída: son cambios que nos preparan para sobrevivir.

 

Cuando la amenaza es real (un asalto por ejemplo), esta reacción de estrés no solo es necesaria sino que ¡nos ayuda a seguir con vida! Sin embargo, la mayoría de las veces, en la vida diaria, la amenaza está en la mente, ya sea porque la imaginamos o porque la recordamos. Las situaciones difíciles a las que nos enfrentamos diariamente, se vuelven amenazas en nuestra mente; cada vez que nos estresamos, nuestro

cuerpo sufre las consecuencias.

 

El problema más grande es que el cuerpo no hace la diferencia entre una amenaza real o una mental, en ambos casos reacciona igual. El estrés nos aumenta la presión sanguínea, las frecuencias cardíaca y respiratoria, sudamos, se dilatan las pupilas, y se suceden una serie de cambios hormonales intensos, como por ejemplo, el aumento de glucosa (azúcar en la sangre) y la disminución de enzimas digestivas (se afecta la digestión), entre muchos otros.

 

Hoy me voy a enfocar en el efecto del estrés sobre las glándulas suprarrenales, las cuales aumentan la producción de cortisol.

 

El cortisol, conocida como la hormona del estrés, es la que media la mayoría de los cambios que ocurren cuando nos estresamos. Cuando el cortisol se eleva en sangre, secundario a la reacción de estrés, aumenta el azúcar en la sangre, la presión arterial, interrumpe la digestión, disminuye las defensas, altera los patrones de sueño y es además responsable de los antojos y la ansiedad por comer azúcar que suelen aparecer cuando nos estresamos.

 

Si el gatillo que nos estresó pasa, todo vuelve a lo normal; pero si vivimos estresados, estos cambios traen muchas consecuencias a largo plazo porque se mantienen en el tiempo, como por ejemplo, hipertensión arterial, diabetes, cáncer y enfermedades cardiovasculares.

 

El aumento de cortisol nos afecta adermás el metabolismo: al aumentar el azúcar, se aumenta la insulina, y esta hormona se encarga de almacenar grasa en las células. La insulina (hormona anabólica, o sea almacena grasa), se mantiene aumentada en situaciones de estrés.

 

Además se aumenta la leptina –hormona que regula el peso- lo que hace que el cuerpo tienda a volver al mismo peso que ha mantenido, a pesar de una dieta correcta y ejercicio. ¡Esta es la razón por la cual no logramos bajar de peso cuando estamos estresados!

 

Muchas veces reaccionamos con estrés de manera inconsciente; aún pequeños detonantes, nos hacen tener pensamientos que nos generan estrés. Por ejemplo, nos estresamos si:

 

  • Estamos haciendo una dieta muy restrictiva y no estamos recibiendo suficientes nutrientes (muchas dietas “de moda” restringen al cuerpo de todo un grupo de alimentos, y esto genera un gran estrés, físico y mental)
  • Pensamos que estamos gordos/as cada vez que nos vemos al espejo
  • Comemos con culpa
  • No sabemos manejar las emociones negativas
  • Tenemos pensamientos limitantes derivados de una autoestima baja, como por ejemplo pensar constantemente que no vamos a lograr una meta.
  • Comemos con miedo a engordar

¿Se identifican? Tal vez pensamos que son cosas más grandes las que nos estresan, y esto claro también es cierto, sin embargo la mayor parte del tiempo el estrés proviene de nuestros pensamientos limitantes, diarios y constantes.

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¿Entonces qué podemos hacer?

 

Aprender a conocernos

 

Aquí les dejo 5 tips que pueden incorporar a su vida desde hoy:

 

1.Controlar nuestros pensamientos: es la base para saber por qué estamos estresados. ¿Cuáles son nuestros gatillos? ¿Qué nos detona? ¿Por qué eso nos detona? Identificar nuestra conversación interior: ¿qué me estoy diciendo a mí misma? Tomar consciencia de si estamos comiendo por ansiedad o como refugio cuando nos sentimos mal. Existen muchas herramientas que se pueden aprender para conocer las respuestas a todas estas interrogantes.

 

EN LOS CURSOS ON LINE TAMBIÉN VEREMOS CÓMO DESHACERNOS DE LA COMIDA EMOCIONAL Y CÓMO APRENDER A MANEJAR LAS EMOCIONES NEGATIVAS.

 

2.Escuchar a nuestro cuerpo: la mayoría de las veces vivimos desconectados del cuerpó y de sus necesidades, y confundimos nuestros pensamientos (lo que quiere la mente) con lo que necesita el cuerpo; esto es importante no solamente para saber si estamos estresados, pero para saber, por ejemplo, si realmente tenemos hambre fisiológica (y no emocional), si tenemos algún síntoma o si alguna comida nos cae mal.

 

3.Observar nuestra digestión: en tiempos modernos no le damos suficiente importancia, pero la digestión adecuada juega un papel preponderante en la salud, porque determina cómo absorbemos los nutrientes. Una buena digestión hace que nuestro sistema immune funcione adecuadamente, que nuestras hormonas estén balanceadas y que nuestro metabolismo esté estable (nos permite bajar de peso). La mejor manera de saber si tenemos una digestión adecuada, es escuchando los síntomas: ¿tenemos molestias después de comer? ¿nos caen mal ciertos alimentos? ¿tenemos síntomas de colitis?

 

4. Sacar tiempo para relajarnos: en las apretadas agendas de hoy en día, no sacamos tiempo para simplemente permitir que el cuerpo y la mente se desestresen. Bastan 5 minutos en la mañana y otros 5 por la tarde. ¿Cómo? Cada uno es diferente: piense en las cosas que le gustan y que le dan alegría. Puede ser escuchar música, leer una novela (¡no noticias ni redes sociales!), hacer una pequeña caminata, estar en silencio, armar un rompecabezas, orar, en fin…lo que mejor le funcione a cada uno.

 

5. Hacer ejercicio: moverse es uno de los mejores remedios no solo para el control del estrés, sino para mantener un peso saludable. El ejercicio nos beneficia en todos los aspectos, tanto mentales como físicos: liberamos endorfinas que nos ayudan a controlar el estado de ánimo, nos mejora el funcionamiento de todos los sistemas y nos ayuda a prevenir muchas enfermedades. ¿Qué le está impidiendo hacer ejercicio? ¿Que se está diciendo usted misma para permanecer sedentaria?

 

Esto es solo una pincelada de todo lo que podemos aprender acerca del control de peso.

 

Las dietas no funcionan, o solo funcionan temporalmente, porque hay muchos factores que afectan el metabolismo y el peso: no es solo la cantidad de calorías que comemos, sino cómo las absorbemos, las asimilamos, las metabolizamos y las quemamos.

 

Bajar de peso no se trata de estresar al cuerpo temporalmente –más de lo que ya está estresado- sino de saber que, tan importante es lo que comemos, como el cómo lo comemos y cómo nuestro cuerpo lo procesa.

 

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