¡NO CEDER NUESTRO PODER NOS AYUDA A BAJAR DE PESO!

De las cosas que más nos detienen para conseguir nuestros sueños y deseos, es ceder nuestro poder, sobre todo en lo que se refiere a nuestra vida emocional.

 

¿Cómo saber si estamos cediendo a otros nuestra vida emocional?

 

Sabemos que estamos entregando el poder de nuestras emociones a otros cuando esperamos que las cosas o personas a nuestro alrededor cambien para por fin ser felices, o tener paz, o sentirnos realizados o con gozo…

 

Por ejemplo, si pensamos cosas como:

-Si mis hijos fueran más ordenados, entonces yo sería más…..

-Si mi esposo fuera más cariñoso, yo me sentiría….

-Si mi jefe fuera más amable, yo podría….

-Si consiguiera este trabajo, entonces me sentiría…

-Si mi mamá no me regañara tanto, sería…

-Si lograra bajar de peso, me sentiría más…feliz, realizada, gozosa, en paz…o podría ir a la playa, o hacer ejercicio, o correr, a comprarme ese vestido….

 

Ceder a circunstancias externas o a otras personas nuestra vida emocional, significa que voluntariamente le entregamos el poder a cosas afuera de nosotros mismos, de la capacidad de sentirnos bien. Cuando hacemos esto, nuestro objetivo es que otras cosas o personas nos hagan sentir de la manera que añoramos sentirnos, en lugar de buscar esas emociones dentro de nosotros.

 

Cuando espero que otra persona se comporte diferente para poder sentirme bien, sé que he cedido por completo mi poder. Lo mismo sucede cuando espero que una circunstancia en mi vida cambie para dejar de sentirme mal (angustiada, estresada, triste, enojada, frustrada…). En las relaciones interpersonales, sobre todo en las de pareja, tendemos a ceder nuestro poder, cuando decimos cosas como: “¡si dejas de hacer esto, o empiezas a hacer aquello, entonces me sentiré feliz!”

 

Existen varias maneras de buscar las emociones positivas (como queremos sentirnos) en nuestro interior, pero lo primero y más importante que debemos hacer es entender que nuestra vida emocional

tiene un solo responsable: ¡nosotros mismos! Ante circunstancias difíciles, recuerden que ustedes mismos son los que crean su vida emocional.

 

¿Cómo creamos nuestra vida emocional?

 

  • Siendo responsables de nuestras emociones y vigilando nuestro diálogo interior: efectivamente, las emociones son consecuencia, siempre, de nuestros pensamientos; y estos a su vez, dependen de la interpretación que le demos a los hechos que nos ocurren. Podemos estar al mando o sentirnos víctimas: la decisión es nuestra.
  • Nosotros decidimos cómo interpretar lo que nos pasa: cuando tomamos consciencia de esto, liberamos a los demás de la responsabilidad de “hacernos sentir bien”. Esto no significa que no pongamos límites, los cuales siempre son saludables; no se trata de permitir que otros nos hagan daño o nos atropellen de ninguna manera.

Para lograr el balance entre tomar responsabilidad de nuestras emociones y poner límites, debemos tener claro cuáles son nuestros valores principales, saber qué es importante para nosotros y hasta dónde creemos que algo es aceptable. Requiere tiempo y consciencia, requiere no vivir en automático, sobre todo en lo que se refiere a las emociones y pensamientos: es un trabajo diario.

 

Lo más irónico de ceder el poder a otros, es que muchas veces le entregamos nuestra vida emocional a otras personas que ni siquiera pueden manejar la de ellas mismas. Por ejemplo, cuando exigimos a nuestros hijos, niños o adolescentes, comportarse de cierta manera para poder sentirnos bien; ellos no tienen aún las herramientas para manejar su vida emocional. O a nuestros padres, que tienen creencias diferentes a las nuestras (aquí no importa quien tenga la razón). De nuevo, ¡no se debe confundir esto con no establecer límites saludables!

 

¿Qué relación tiene este concepto con lograr bajar de peso?

 

Cuando nos sentimos emocionalmente mal: tristes, enojados, frustrados o agobiados, tendemos a buscar refugio en cosas que –en teoría- nos ayudan a no sentir esas emociones negativas. En lugar de trabajarlas tomando consciencia de ellas y revisando nuestros diálogo interior y nuestros pensamientos, preferimos una vía rápida para sentirnos mejor.

 

De todos los “refugios emocionales”, comer es uno de los más frecuentes. Desde niños aprendemos a buscar comida, usualmente dulce, para no sentirnos mal. ¿Cuántas veces le hemos ofrecido un dulce a un niño que llora porque se lastimó? ¿O helados a la amiga que tuvo una decepción amorosa? Pero, independientemente de cuánto tiempo llevemos con este mal hábito, está en nosotros mismos romper este círculo de llevar nuestras emociones al plato de comida, entendiendo que todos estos refugios emocionales, incluyendo comer, son absolutamente temporales; básicamente porque no se elimina la causa de nuestra emoción. Si nos sentimos frustrados en nuestra relación de pareja, comer no va a solucionar el problema.

 

La solución es incomodarse, saliendo de la zona de confort, y animarse a dirigirse a la raíz. Y de nuevo preguntarse: ¿estoy cediendo mi poder emocional? ¿estoy esperando que él o ella cambie para evitar mi frustración? ¿Y mientras cambia, como para sentirme mejor?

 

Es un círculo vicioso que genera aún más agobio y frustración, porque además de no solucionar nada, aumentamos de peso y nos sentimos culpables por comer totalmente sin control; esa “dosis extra” de frustración, empeora todavía más el problema de fondo.

 

Entonces, ¿qué hacer?

 

Lo mejor es ser honestos con ustedes mismos –realmente honestos, ¡aunque duela!- y se pregunten: ¿estoy siendo responsible de mis emociones o las estoy cediendo? ¿A quién o a qué estoy cediendo el poder de mi vida emocional en este momento? ¿Quién quiero que cambie o se comporte diferente para yo poder sentirme mejor? ¿Cuál es mi refugio emocional? O sea, ¿qué hago cuando me siento mal?

 

¿No sería mejor que sentirnos bien no dependiera de alguien más, y hacer nosotros el trabajo interno, en lugar de recurrir a hábitos que nos perjudican?

 

Tomar consciencia de que es posible ser los amos y señores de nuestra mente, y que somos nosotros los responsables de nuestros pensamientos y por ende de nuestras emociones, genera una gran libertad interior.

 

Lo mejor de todo es que… ¡podemos decidir sentirnos de la manera que queramos…!

 

Si usted tiene un hábito que le perjudica, o una relación con la comida que le ha llevado al sobrepeso, se beneficiará con el COACHING NUTRICIONAL, en donde el enfoque es ayudarle a salir de esta mala relación, dándole herramientas para que su dieta funcione y logre bajar de peso y ¡mantenerlo así a través del tiempo!

 

El Coaching Nutricional lo puede hacer con sesiones presenciales, o con el curso totalmente on line que tendremos a inicio del 2020. También, para 2020, tendremos Coaching Nutricional Grupal y Coaching

Nutricional para Padres.

 

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