¿DISFRUTA DE SU PROPIA COMPAÑÍA?

En esta época difícil, nos hemos visto obligados a pasar la mayor parte de nuestro tiempo en casa. Algunos lo pasamos con nuestras familias, pero otros se han visto en la necesidad de pasarlo solos. Aún cuando estemos en casa con nuestra familia, el hecho de no poder salir y hacer las actividades diarias a las que estábamos acostumbrados, hace que también estemos pasando más tiempo solamente con nuestra propia compañía.

 

Para muchos, pasar tiempo solos es un deleite, una oportunidad de crecimiento, de ser creativos y de hacer muchas cosas que tenían pendientes. Para otros, pasar tiempo solos es una tortura, y necesitan de un distractor para no estar a solas con ellos mismos.

 

Esos distractores pueden ser la comida, el licor, cualquier pantalla, las redes sociales, etc. Cualquier cosa que desvíe la atención de ellos mismos, de sus emociones y de sus pensamientos.

 

La diferencia entre uno y otro está en la calidad de su diálogo interior. Cuando éste es negativo o agresivo, no nos gusta nuestra propia compañía y nos refugiamos en los distractores.

 

Un diálogo interior negativo, es una consecuencia de la falta de amor propio, de aceptación o de respeto hacia nosotros mismos. Es como pasar tiempo con un amigo o amiga que siempre nos señala, nos juzga, que nos recuerda los fracasos constantemente, y nos desanima. Un diálogo interior negativo es esa amiga o amigo que cada vez que puede, nos compara con otros, nos señala los defectos y las heridas del pasado. ¿Quién querría pasar tiempo con alguien así?

 

Podemos saber si nuestros pensamientos son negativos de dos maneras:

  • La primera es notando nuestras emociones, porque cuando nuestros pensamientos son negativos, nos sentimos mal, o sea que tenemos emociones negativas, como tristeza, ansiedad, temor, enojo o frustración. Cuando sintamos alguna de esas emociones negativas, ¡revisemos lo que está pasando por nuestra mente!
  • La segunda es notando cómo es nuestra relación con las demás personas. ¿Somos de los que genuinamente se alegran por la felicidad de otros, o secretamente sentimos envidia o enojo? Las relaciones que tenemos con los demás, son un espejo de la relación que tenemos con nosotros mismos. Vale la pena notarlas, y revisar nuestro corazón para ver si alberga alguna raíz de amargura.

Mucha gente pasa tan ocupada en el día a día, que ya han olvidado cómo se sienten cuando se quedan solos y tienen tiempo entre sus manos. ¡Ya no saben si disfrutan de su propia compañía!

 

Entonces pregúntese: ¿qué me pasa cuando me quedo solo o sola? ¿Me aburro, me entristezco, me siento frustrado, enojado o ansioso? ¿O por el contrario, me divierto, siento paz y calma, desarrollo mi creatividad y aprovecho el tiempo?

 

Si la respuesta es que no disfrutan de su propia compañía, es vital trabajar en eso, porque es la base de sentirse bien. Cuando uno es su propio mejor amigo, uno nunca siente soledad a pesar de estar solo. Y la razón de esto es que, al tratarnos como si fuéramos nuestro mejor amigo, cuidamos de nosotros: no solo de la mente, sino también del cuerpo y del espíritu.

 

Cuidamos lo que nos decimos, pero también llevamos un estilo de vida saludable, y cultivamos nuestra relación con Dios; esta conexión es la base de la fe, el gozo y la paz. Trabajar en nuestra relación con Dios, a través de la oración, la meditación, la alabanza, la lectura de la palabra...es lo que nos permite sentir paz en medio de la tormenta, y es además una poderosa manera de controlar nuestros pensamientos.

 

¿Cómo podemos convertirnos en nuestro mejor amigo o en nuestra mejor amiga?

 

Piense en una o varias personas con las que a usted le encanta pasar el tiempo. Ahora haga una lista de los por qué le gusta pasar tiempo con esa(s) persona(s). ¿Qué le gusta, le inspira o le divierte?

 

Les voy a compartir un poco de mis propios resultados cuando hice este ejercicio: anoté 5 nombres de personas con las que me encanta compartir; luego hice una lista general de por qué, y resultó algo así:

 

  • Nunca habla mal de nadie, no juzga, no critica a los demás y menos a mí.
  • Es positiva y agradecida, y tiene una energía que levanta el ánimo.
  • Presta atención cuando le hablo, como si solo yo existiera en ese momento, y valora mi opinión.
  • Es culta y siempre quiere aprender más, y aprendemos juntas.
  • Es interesante, tenemos conversaciones que nutren, y elevan el espíritu.
  • Me empodera y me alienta y ve mi potencial, aún en momentos en que ni yo misma lo veo.
  • Hay confianza y entendimiento mutuo.
  • Siempre está allí cuando la necesito y cumple lo que dice que va a hacer.
  • Es divertida, nos reímos mucho.
  • Tiene fe en Dios, y me ayuda a crecer en esa fe, porque juntas aprendemos más de Dios a través de Jesús.

Esta es mi lista, y se la comparto para que se guíe, pero no necesariamente es lo que usted considera importante, y ¡eso está bien! Haga su propia lista, y una vez que la tenga, ¡sabrá cómo debe tratarse usted mismo (a)!

 

Trátese como si usted fuera lo más importante en su vida, ¡porque lo es!

 

Que su diálogo interior demuestre:

 

  1. Aceptación: acéptese tal y como es, y no espere cambiar para quererse. Esto no quiere decir que no busque crecer y ser cada día una mejor versión de usted mismo.
  2. Confianza: no se auto-sabotee, sino más bien cumpla lo que se propone. Recuerde que procastinar es ceder al miedo al cambio, a incomodarse para crecer.
  3. Altas expectativas: cuando espera lo mejor de usted misma, siempre va a dar la milla extra. Recuerde que nuestra mente crea nuestra realidad, y si tiene bajas expectativas, va a hacer justamente lo que espera de usted misma.
  4. Amabilidad: no se trate mal, ni se diga cosas feas, sobre todo cuando comete algún error. Nadie es perfecto, y todos estamos creciendo y aprendiendo. Téngase empatía y compasión (que no es lo mismo que lástima: esta le mantiene en un estado de “víctima” que no le permite tomar responsabilidad por su realidad, sus pensamientos y sus emociones).
  5. Ánimo: debemos hacernos porras, felicitarnos cuando hacemos algo bien.
  6. Avidez por aprender y crecer: ¿hace cosas interesantes o divertidas? ¿Sabe lo que hace a su corazón cantar, y diariamente hace algo para ser feliz? ¿Aprende algo todos los días, aunque sea un detalle?
  7. Resiliencia: es la capacidad de florecer aún en medio del desierto. Quiere decir que, a tráves de sus pensamientos, usted puede mantener la calma, tener paz, sentir gozo, desarrollar su creatividad, reírse un poco de sus problemas, soltar, ser luz en la oscuridad. La decisión es suya.

Recuerde que cuando usted alínea sus pensamientos con la voluntad de Dios (que por cierto es siempre perfecta) para su vida, estos nunca van a volver a ser negativos, su diálogo interior va a reflejar amor propio y hacia los demás, y ¡va a disfrutar mucho de su propia compañía!

 

No sentirse mal cuando está solo o sola se logra cuando disfruta de su propia conversación: recuerde que el campo de batalla siempre está en la mente.

 

 

“Si usted siente soledad cuando está solo, está en muy mala compañía”

Jean Paul Sartre

 

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